Fue una aventura con amigas, nos fuimos solas en bondi cuanto teníamos 22 y dormimos en un hostel muy “cool” pero nada cómodo (compartíamos cuarto con dos australianas y una mexicana). Fue nada más un fin de semana, y aunque vivimos más que nada de noche, la dueña del hostel nos recomendó varios lugares para visitar.
Medio dormidas y de mal humor recorrimos los puntos más importantes de Rosario, debo decir una ciudad LINDÍSIMA. Para los que no conocen, se respira una atmósfera increíble, y los paisajes y monumentos: sorprendentes. Para que quede claro, caminamos dos cuadras bajo el sol de otoño y ya estabamos sacando fotos a lo pabote.
Caminando por la peatonal hay MILES de bares, cafés y restaurantes. De todo tipos y precios: comida rápida, asado, panchos, pastas, pescado, etc. Además, pasamos por el local que frecuentaba Olmedo (personaje ilustre de Rosario, allí nació y vivió sus primeros años). Nosotras nos sentamos a comer sobre la calle, en unas mesitas super cómodas, ideales para disfrutar del sol de la tarde. Después vino un helado de “Bajo Cero” (recomiendo!)
IMPERDIBLE: Monumento de Rosario a la Bandera. Muchas fotos y recorrido por un lugar único.
Siguió un paseo por la costanera, pic-nic a la hora del té y charlas de la noche anterior. Cuando empezó a hacer frío visitamos un ratito el río y la playa, antes de volver al hostel.
Cuando me acosté sentí que me quedaron muchos lugares para recorrer. Lo que tiene Rosario es que transmite calma y paz, gente amable y servicial, un clima agradable para pasar el día. Ojalá encuentro lo mismo en mi próximo viaje.